Murallas de Dubrovnik
Las murallas de Dubrovnik son el símbolo de la ciudad y el mayor exponente de la República de Ragusa. Su construcción en el siglo XV marcó un antes y un después en la historia de Dubrovnik.
El símbolo indiscutible de Dubrovnik son sus murallas de dos kilómetros de largo que rodean la ciudad y que le han servido protección desde su construcción en el siglo XIII. Aunque en el siglo VII ya existían fortificaciones a orillas del Adriático, no fue hasta mediados del siglo XIII cuando se empezaron a levantar estos muros de unos 25 metros de altura para proteger la ciudad de ataques externos.
Durante la República de Ragusa, la rivalidad de esta creciente nación con otras potencias del Mediterráneo hizo que la necesidad de una estructura defensiva se hiciera todavía más latente. Entre los siglos XIV y XV se terminaron de construir las murallas, que contaban con 16 bastiones, un gran foso, 4 fortalezas y 120 cañones.
Se trata de la única ciudad del mundo que conserva unas murallas de esta magnitud en perfecto estado. Por ello, la Unesco declaró las murallas y el casco histórico de Dubrovnik Patrimonio Mundial en 1970.
Símbolo de resistencia
La Perla del Adriático debe su nombre, en parte, a las murallas de piedra blanca que rodean la ciudad y que le han servido de protección ante ataques de venecianos, bizantinos y austrohúngaros. Estos muros son todo un símbolo de resistencia y del deseo de libertad que ha teñido siempre la historia de Dubrovnik. Ningún ejército consiguió penetrar en ellas hasta la llegada de Napoléon.
Aunque tuvieron que ser reparadas en varias ocasiones, las murallas de Dubrovnik han cumplido su función con creces, llegando a convertir a la ciudad en un territorio inexpulgable. Su último ataque fue durante Guerra de la Independencia de Croacia de 1991. Las tropas serbias y montenegrinas asediaron la ciudad y bombardearon duramente el casco histórico, aunque las murallas resistieron.
Recorriendo las murallas
Visitar las murallas de Dubrovnik es la mejor forma de apreciar su magnitud y de ver de cerca sus cuatro grandes fortalezas: Revelin (junto a la Puerta de Ploče), San Juan (la más antigua, junto al Puerto Viejo), Minčeta (el puno mas alto de las murallas) y Bokar (frente al Fuerte de San Lorenzo).
Además, recorriendo las murallas de Dubrovnik obtendréis una vista inmejorable de los principales monumentos de la ciudad: la calle Stradun, el Fuerte de San Lorenzo, el Monasterio Dominicano, la Fuente de Onofrio o la Plaza de Luža.
También es interesante ver las diferencias entre los tejados antiguos, aquellos que sobrevivieron a los bombardeos de 1991, y los tejados más nuevos, que tuvieron que ser reconstruidos tras la guerra.
Una visita imprescindible
A pesar de que la entrada a las murallas de Dubrovnik es algo cara, merece la pena reservar dos horas de nuestro viaje para recorrer esta joya medieval que se ha convertido en el símbolo de la ciudad. Nuestra recomendación es que visitéis las murallas de Dubrovnik el primer día para disfrutar de la ciudad desde esta perspectiva única y contemplar desde lo alto los monumentos más importantes de la ciudad.
La mejor vista de las murallas en su conjunto la obtendréis desde el teleférico de Dubrovnik.
Un consejo
Con la entrada a las murallas de Dubrovnik podréis acceder también al Fuerte de San Lorenzo en los siguientes tres días desde la compra de la entrada.
Horario
Enero y febrero: de 10:00 a 17:30 horas.
Marzo, abril ymayo: de 9:00 a 18:30 horas.
Junio, julio y agosto: de 8:00 a 19:30 horas.
Septiembre y octubre: de 9:00 a 18:00 horas.
Noviembre y diciembre: de 9:00 a 17:00 horas.
Precio
Entrada general: 35 € (36,90 US$)
Menores de 18 años: 15 € (15,80 US$)
Menores de 7 años: entrada gratuita.
La entrada también es válida para el Fuerte de San Lorenzo.